DE MADRUGADA

Quería "agradecer encarecidamente" que el otro día me despertaran a las tres de la madrugada a grito limpio. Y es que, seguramente, si hubiera sido invierno no habría pasado, pero claro, es que como es verano tengo la "extraña manía" de abrir la ventana para no morir asfixiada, como también tengo la "mala costumbre" de estar durmiendo de madrugada. Pero, por suerte o por desgracia no todo el mundo es como yo, al parecer hay gente que si no se va a dar gritos por la calle mientras todos duermen no se queda a gusto. Eh, pero ¡ menos mal que me despertaron!, que si no me hubiera perdido el "maravilloso" espectáculo ( eso sí, solo oí, porque creo que ya tenía suficiente solo escuchando obligada), había de todo: un cornudo encolerizado, una mujer llorando, una amiga calmando, y la guinda del pastel... una panda de macarras de fiesta, ¡ la combinación perfecta! Y ¿ cómo sé que el hombre era un cornudo? Hombre, no es muy difícil, sobretodo si él mismo lo va vociferando y poniendo de vuelta y media a su mujer, vamos, que lo raro es que no se haya enterado todo el mundo.
Y ahora, no puedo decir que espero que esto no se convierta en algo recurrente, pues es algo humanamente imposible, por lo visto, y es que debe haber gente que si no se pone por lo menos una vez a la semana a despertar a todo el mundo en mitad de la noche no se siente realizado.
Y es que, quién soy yo para quejarme, si esos "pobres" lo único que hacen es tocar las narices, casi siempre conscientemente, porque tienen la irremediable "necesidad" de gritar, cantar y golpear lo que encuentran por la calle.
No es la primera ni la última vez que pasará, pero, si da la casualidad de que alguno de esos conciudadanos "ejemplares" lee esto, le deseo que le hagan lo mismo, cuando más necesite dormir y, así tal vez, comprenda porqué tanta gente de su barrio se acuerda tanto de él y de su familia.
"Felices sueños", capullos.