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viernes, 10 de diciembre de 2010

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Este simbolito, también llamado asterisco, es uno de los caracteres más temidos. Sí, sí, como lo escribo, sobretodo teniéndolo en cuenta en un tema de papeleo.
El asterisco puede ser tu peor enemigo, o al menos parece serlo a la hora de firmar cualquier documento. Su finalidad no es otra que la de señalar que para entender lo que estás leyendo tienes que dirigirte a otra parte del documento y así completar la información. Pero a veces pasa inadvertido y ahí llega el lío.
Cuando vamos a firmar un contrato no podemos evitar encontrárnoslo, pero aún no se sabe qué da más canguelo, que haya un asterisco o que al dirigirte donde está su hermano gemelo te encuentres con una letra tan pequeña que no sepas si te están llamando cabrón o te están pidiendo matrimonio. (Ahora que lo pienso, matrimonio-contrato contrato-matrimonio…oh oh.) Porque la verdad, si lo ponen en letra pequeña tiene que ser porque es algo malo. Si no, lo pondrían en verdana al 72 y en negrita, ¡ahí con dos cojones, que se vea que te joden igual, pero por la cara, con un par!
En definitiva, que los asteriscos pueden ser una buena forma para ligar partes de textos y ayudar a entender mejor lo que lees, o querer hacer un apunte sobre algo, etc. Pero lo que sí acojona es la letra pequeña.*



*ADL no se responsabiliza de las locuras (o no) y/o palabrotas que su autora haya podido expresar en este texto. Así como de los daños morales que hayan causado sus afirmaciones. En este post no ha sufrido daño alguno ningún asterisco, las almohadillas # son otro cantar.

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